La inteligencia artificial se originó hace más de 80 años, cuando en la década de 1940 se inventó la computadora digital programable, una máquina inspiradora para varios científicos quienes comenzaron a pensar en la seria posibilidad de construir, en el futuro, un cerebro electrónico.
Y lo que hace ocho décadas era una proyección futurista, hoy es una realidad que se abre camino a pasos agigantados para enquistarse en casi todos los aspectos de la vida moderna. La investigación de esta edición especial deja una clara conclusión: el mundo se volverá tan dependiente de la IA como la IA de la electricidad, razón por la cual es necesario y urgente replantear la Transición Energética a la luz de esta realidad.
Nos advierte la Agencia Internacional de Energía que la IA ha pasado de ser una actividad netamente académica a convertirse en una industria con billones de dólares en juego, impactando de manera importante al sector energético mundial. También queda en claro que se está convirtiendo en uno de los principales consumidores de energía, pues, los centros de datos representaron cerca del 1,5 % del consumo eléctrico en 2024. Un centro de datos a gran escala centrado en IA puede tener una capacidad de 100 MW o más, consumiendo anualmente la misma cantidad de electricidad que 100.000 hogares. En contraste, mientras se busca que el sector energético sea cada vez más eficiente y sostenible, este continúa siendo la mayor fuente de emisiones de GEI, causantes del cambio climático, pues las emisiones alcanzaron las 37,8 gigatoneladas de dióxido de carbono (Gt CO2) en 2024, el año más caluroso registrado en la historia.
Para el caso de Colombia, como lo sugiere uno de los articulistas, es que la Transición Energética se enfrenta al doble desafío de acelerar la descarbonización y garantizar una matriz energética resiliente, eficiente y justa, pero uno de los mayores obstáculos no es tecnológico, sino estratégico. En la actualidad se adelantan múltiples iniciativas sin un marco común de coordinación ni una hoja de ruta compartida. Por mencionar solo un ejemplo, el caso de Bogotá con la puesta en marcha en los años venideros, del tan anhelado Metro y la adición de cientos de buses eléctricos al Sistema Integrado de Transporte. Estos proyectos demandarán importantes cantidades de energía que… ¿de dónde se van a suplir?
Por lo anterior, sabia es la recomendación de unos de los articulistas quien advierte de “la necesidad de estructurar un Plan Estratégico, una herramienta que permita alinear objetivos, priorizar acciones, definir responsabilidades, optimizar recursos y garantizar que la implementación de la IA contribuya de forma coherente y sostenible al proceso de Transición Energética”.