El pasado 28 de abril, Europa registró un apagón inédito que dejó sin suministro de energía a España, Portugal y parte de Francia. Tan pronto ocurrió el hecho, las hipótesis del suceso no se hicieron esperar. Algunos medios comenzaron a atribuir las causas a un ciberataque desde Rusia y Marruecos; también se habló de un incendio en el sur de Francia, de un “fenómeno atmosférico raro”, de una “vibración atmosférica inducida”, un error humano, y hasta la intervención de “extraterrestres”, en fin, se dio lugar a todo tipo de especulaciones. Hoy, la única verdad es que no hay una explicación técnica certera, argumentada y comprobada que justifique el “apagón”. Ha sido tan impactante y enigmático el caso, que el 6 de mayo, el Gobierno de España, a través del Ministerio para la Transición Ecológica, informó que la investigación para esclarecer las causas del evento se prolongará durante un período de entre tres y seis meses.
Según la Red Eléctrica Española REE, el sistema que aporta electricidad a la península Ibérica (España y Portugal) sufrió un “cero energético”, es decir, “una situación en la que la red eléctrica pierde completamente la tensión y todo el sistema se apaga”; así lo explicó el profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de León, Álvaro de la Puente Gil a Science Media Centre España. Para el experto, el apagón ocurrió porque en muy poco tiempo “se perdió más de la mitad de la capacidad de generación eléctrica”.
Por su parte, Eduardo Prieto, Director de Operaciones de REE, afirmó que, en un lapso de 1,5 segundos, dos incidentes separados en el suroeste de España aparentemente desequilibraron tanto la frecuencia de la red que fallaron plantas eléctricas con una capacidad de 15 GW (casi la mitad de la capacidad eléctrica activa en ese momento), y no descartó la posibilidad que este efecto dominó haya sido provocado por plantas de energía solar. Los críticos de las energías renovables, sostienen que un exceso de oferta de energía solar provocó el apagón.
El contexto que registramos en el informe especial de esta edición de Mundo Eléctrico, nos lleva a varias reflexiones: por una parte, la investigación y contenido de este número de en particular, reitera la gran importancia que vienen ganando las Energías Renovables, en tiempos del agresivo cambio climático; estas tecnologías se están imponiendo prácticamente en todo el mundo, y son una luz de esperanza ante el agotamiento de recursos preciosos como el agua, o del costo económico y ecológico de generar energía con combustibles contaminantes. Por otra parte, el mencionado acontecimiento del apagón en Europa, deja al descubierto la vulnerabilidad del sistema eléctrico, en cualquier parte del mundo, incluso, en los países más desarrollados y la innegable dependencia energética, prácticamente de todas las regiones del Planeta, para la supervivencia actual.
Lo anterior nos lleva a concluir que, en la apuesta por la transición energética global, es necesaria la contemplación de un amplio abanico de posibilidades de generación, respetando la protección ambiental, a costos razonables, pero, al mismo tiempo avanzando en la modernización tecnológica en las redes de transmisión, en un marco robusto de seguridad. Es decir… “todo en su justa medida”