En la pacífica isla Douglas, Alaska, el inventor Lance McMullan dedica la mayor parte de su tiempo en su garaje, trabajando en una innovadora manera de generar electricidad a partir de las corrientes oceánicas. Aunque posee una casa hermosa, su verdadera obsesión es un generador mareomotriz, un tubo con un rotor en un extremo diseñado para convertir las poderosas corrientes oceánicas en electricidad renovable.
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