A partir de estos eventos comenzó a gestarse una tendencia mundial muy fuerte conocida como la Transición Energética, que consiste, fundamentalmente, en modificar la matriz de generación energética del mundo hacia una matriz basada en fuentes con bajas emisiones de carbono. El propósito fundamental es generar un proceso de cambio de la generación con grandes emisiones de carbono y de gases efecto invernadero a una de muy bajas emisiones. O, en otras palabras, reemplazar la generación a partir de energías fósiles (fundamentalmente carbón, petróleo y gas) hacia una generación basada en energías limpias y renovables. Si se analiza la matriz mundial, se observa que la capacidad instalada de generación se basa en energías fósiles en un nivel cercano al 62% al final de 2017. De esta cifra, el 29% corresponde a generación con base en carbón, combustible que produce las mayores emisiones. Las dos economías más grandes del mundo tienen una muy alta participación de la generación energética basada en carbón, toda vez que en estados Unidos esta cifra es del 25% y mucho más crítico el caso de China (la segunda economía del mundo) cuya capacidad instalada con base en carbón supera el 55%. La cifra de Alemania está alrededor del 23%.
Esta situación se convierte en el mayor impulsor de la Transición Energética a nivel mundial y a partir de allí, la mayoría de países del mundo se ha comprometido a impulsar el desarrollo de las energías renovables y no convencionales, con énfasis en la energía solar, eólica, geotérmica, biomasa y la generación hidráulica con pequeñas fuentes. En el COP 21, se colocaron metas concretas de limitación de la emisión de gases efecto invernadero y en esa línea han venido actuando los países en la generación de políticas e instrumentos que impulsen y fortalezcan el proceso de Transición Energética. Este requiere, además de los cambios normativos y regulatorios pertinentes, la creación y promoción de instrumentos de financiación y la creación de un ambiente propicio para la incorporación y el fortalecimiento del cambio tecnológico que conlleva la Transición.
Colombia está actuando en la línea de impulsar el desarrollo de las Fuentes No Convencionales de Energías Renovables (FNCER), a pesar de que nuestra matriz tiene una diferencia importante frente al promedio mundial y de las economías desarrolladas. Efectivamente, de la capacidad instalada de generación en Colombia, el 68% corresponde a generación hidráulica, mientras que petróleo, gas y carbón contribuyen con el 30% restante, lo cual significa que la contribución relativa de nuestro país en el proceso de emisión de gases efecto invernadero está por debajo del promedio mundial. Sin embargo, además de la contribución a la mejora del medio ambiente, existen otros factores de orden económico y social que se convierten en impulsores importantes de la Transición Energética en nuestro país. Entre los más importantes se encuentran: la posibilidad de desarrollar tecnologías y procesos alternativos que refuercen la capacidad de proveer energía a los habitantes de las Zonas No Interconectadas de Colombia.
En estas ZNI, que corresponden a más de 1.440 localidades a nivel nacional, en más de 660.000 km2 de extensión, con diferentes características de densidad poblacional y de niveles de atención en provisión de energía, habitan alrededor de 1.300.000 colombianos a los cuales se atiende básicamente con generación térmica diesel, con altos costos en la prestación de este servicio fundamental. La promoción de FNCER permitirá la entrada de nuevos actores en la prestación del servicio en estas áreas, con fuentes alternativas, limpias, renovables, con menores costos y con una mejor cobertura, continuidad y calidad en la prestación del servicio. Otro impulsor importante del proceso de crecimiento de las FNCER es el de crear una nueva dinámica en el mercado energético nacional, que con la entrada de nuevos actores fortalezca el avance en los procesos de competitividad y productividad empresarial que fomente el desarrollo económico del país. Con el impulso de estas nuevas tecnologías, se crea una categoría de actores nuevos que a mediano y largo plazo le pueden imprimir una dinámica diferente al mercado, de cara a avanzar en uno de los puntos pendientes de la agenda económica del país, como es el mejoramiento de la competitividad empresarial y la capacidad de inserción de nuestras empresas en el mercado internacional.
La autogeneración en pequeña y gran escala, la generación distribuida y cerca de los sitios de consumo, propician la entrada de actores que son productores y consumidores y que con la utilización de nuevas tecnologías de generación, de medición, control y análisis de datos, se conviertan en actores inteligentes que puedan propiciar una reducción importante en los costos de producción en algunos segmentos del mercado. Aunque el mercado energético colombiano es eficiente, con planificación, regulación y control del más alto nivel técnico, con buena cobertura, elevados estándares de calidad y con prestadores de primer nivel, tanto en generación como en distribución, por las características mismas del mercado (pocos y grandes actores con infraestructura de grandes proporciones) a veces son demoradas las transferencias de productividad a todos los espacios del mercado para impulsar el desarrollo empresarial.
Los factores antes mencionados se convierten, entonces, en herramientas de impulso al desarrollo de las FNCER en Colombia, proceso que ya inició con la ley 1715 de 2014 y todas las normas legales y reglamentarias que se han expedido para desarrollarla. Estos factores crean un ambiente que, a pesar de las barreras que aún existen en las diferentes etapas y en los diferentes espacios de este proceso de Transición, será el escenario propicio para la incorporación fuerte de las FNCER en el sector energético y en la economía colombiana en los próximos diez años.
*Carlos Alberto Zarruk Gómez: Presidente Ejecutivo, CAMARA COLOMBIANA DE LA ENERGIA Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.