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Al Pensar en Eficiencia Energética, el enfoque es la disminución del consumo de los energéticos que nos permiten mejorar los costos de producción. Y cuando me refiero a mejorar costos de producción, además de pensar en los costos del producto terminado de los sectores industrial y comercial, es necesario incluir en este espacio la producción de confort de la demanda residencial del país, que es por lo menos el 70% de la demanda eléctrica de Colombia.
Sin embargo, el análisis hay que hacerlo más amplio. La fórmula del costo de los energéticos se compone de manera general por el consumo del energético (Q) y la tarifa de ese energético (P), por lo que al pensar en ser eficientes debemos enfocarnos tanto en la disminución del consumo, como en tener acceso a tarifas que nos permitan lograr el objetivo de la reducción de los costos de producción para ser competitivos en un mercado global, dado que el costo final resulta de multiplicar (Q) por (P).
Mejorar la Eficiencia Energética de un sistema tan complejo como lo es el Sistema Interconectado Nacional de Colombia (S.I.N.) “compuesto por un gran número de activos físicos conectados a lo largo y ancho del país, el cual agrupa las máquinas que generan la energía eléctrica desde diversas fuentes, tamaños y configuraciones; las líneas de transmisión que la transportan a diferentes distancias y niveles de tensión; las subestaciones que transforman la energía a voltajes de distribución regional o local; y finalmente la red de distribución que llega al usuario final en el extremo opuesto de esta cadena de la energía” no es una tarea fácil ni barata. De hecho, hay un cargo en el costo unitario de la tarifa de energía eléctrica que se refiere a las pérdidas técnicas del sistema, entendiendo que para mantener operativo de manera óptima todo el SIN, la sumatoria de todo lo que producen los generadores de energía siempre es mayor a todo lo que se consume la demanda del país debido a que todos los activos conectados necesitan un poco de esa energía para su funcionamiento. Estas pérdidas técnicas las paga el usuario final a prorrata de su demanda de energía eléctrica.
No obstante, al ser el SIN un sistema multidinámico donde todos los activos necesitan mantenimiento, en algunos casos reposición y en otros casos expansión, existe precisamente un Plan de Expansión en Referencia a la Generación y Transmisión del país, el cual es planeado anualmente para alcanzar el sistema integrado de generación y transmisión al que queremos llegar en un horizonte de 14, con el que se garantice tanto el acceso al sistema del crecimiento vegetativo de la demanda, como la reducción de las Restricciones del sistema como tal. En este Plan de Expansión quedan registradas todas las obras necesarias para garantizar la integración de la cadena de energía hasta el usuario final y la inversión que se debe realizar es del orden de los 500 millones de dólares. En otras palabras, para llegar a un sistema integrado ideal de la Generación y la Transmisión con los usuarios finales debemos pagar esa cantidad de dinero en un horizonte de 14 años.
Sin embargo, la realidad es otra. A pesar de los esfuerzos de los agentes para que sus proyectos se ejecuten a tiempo, existen factores como las convocatorias que quedan desiertas, la desintegración de algunas entidades que otorgan los permisos de construcción de las obras y esto causa que los tiempos planeados no se cumplan o en el peor de los casos, que los proyectos ni siquiera se puedan construir. Por otro lado, a medida que los proyectos de transmisión van entrando al sistema el usuario final empieza a remunerar las inversiones de los agentes que construyen los proyectos. Por ello, en los últimos 4 años, el costo del cargo de la Transmisión del SIN se ha incrementado en más del 50%.
Peor aún es el análisis del cargo de Restricciones, el cual en resumen es un sobrecosto que paga el usuario final para balancear la ineficiencia del SIN, el cual se traduce en poner a generar unidades más costosas (desplazando generación más económica) para mitigar el impacto de no haber ejecutado los proyectos de Transmisión a nivel regional o local, tal como fueron planeados. Este sobrecosto fue en 2017 aproximadamente 490 millones de dólares, es decir, los usuarios de energía en Colombia pagamos en 2017 un sobrecosto por Restricciones equivalente a construir el sistema de transmisión al cual queremos llegar en los próximos 14 años. Lo más escandaloso es que el costo de restricciones se ha incrementado en los últimos 4 años en más del 700% con muy poca intervención de las entidades que deben controlar estos costos. La demanda de energía del país está pagando el sobrecosto exagerado del balance del sistema y no hay soluciones en el corto plazo que mitiguen este flagelo en que se han convertido las Restricciones, siendo uno de los peores problemas del sector eléctrico en Colombia en la actualidad.
Las soluciones a este problema son variadas, complejas y deben enfocarse a enfrentar de manera directa las causas que originan el sobrecosto en que se está incurriendo en el SIN, tales como: