El sector de las energías renovables promete aprovechar fuentes de energía ilimitadas, al mismo tiempo que lucha contra la contaminación y el cambio climático. Sin embargo, los materiales necesarios para capturar y almacenar esta energía son finitos. A medida que el sector se amplía, las infraestructuras renovables diseñadas dentro de un sistema lineal de “tomar-hacer-desperdiciar” podrían contribuir a las emisiones de gases de efecto invernadero y a la pérdida de biodiversidad. Para evitar que esta solución se convierta en un problema, la infraestructura de energía renovable debe construirse para una economía circular.